Federación de Asociaciones de 
Padres y Madres de Alumn@s de Aragón. Juan de Lanuza

     
 

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Consejos útiles para que tu hijo sea más feliz.

¿DE DÓNDE VIENEN LOS NIÑOS?

Lo primero que sabemos de nuestros hijos o hijas, es su sexo. Antes de verlo o de abrazarlo, y sólo con saber si es niño o niña, comenzamos a imaginar a qué jugará, cómo será su vida, la profesión que elegirá… y lo hacemos (sin darnos cuenta) en base a lo que entendemos que le corresponde a cada uno de los sexos, en base a estereotipos de género que no harán sino dificultar la expresión y el significado que él o ella le quiera dar a su sexo.

No debemos olvidar que el sexo no determina una manera de ser, sentir… ni gustos o aficiones. Perder esto de vista, sólo dificultará el desarrollo integral de nuestros hijos e hijas, incluyendo en éste el desarrollo sano y placentero de su sexualidad.

La educación sexual está conformada por aspectos corporales, afectivos, cognitivos y relacionales y a todos ellos, debemos atender.

En lo que respecta a los aspectos corporales, los niños y niñas tienen que descubrirse, conocerse y quererse. Por ello no es extraño que se auto exploren y busquen la manera de generarse sensaciones agradables en las zonas del cuerpo más sensibles (labios y boca, genitales, lóbulos…). Ante estas conductas debemos trasmitir normalidad y, en niños y niñas de más edad, explicarles que determinadas conductas se realizan en la intimidad.

Tras descubrir su propio cuerpo tomarán conciencia de las diferencias con el otro sexo y comenzarán a sentir curiosidad, querrán ver a papá y mamá desnudos o podemos encontrarnos con que se han enseñado con otro niño o niña “lo que tienen”. Esta situación nos puede resultar incómoda, sin embargo  es desde la perspectiva del adulto desde la que el desnudo y los genitales tienen connotaciones sexuales, para los niños y niñas sólo se trata de curiosidad.

Es importante en este momento, hablarles del pudor y de la intimidad, de que hay personas que sienten más vergüenza que otras o que no quieren mostrarse desnudas y que eso es algo que hay que respetar.

En lo que se refiere a los aspectos afectivos y relacionales, es muy importante estar atentos a la relación y a los vínculos que nuestros hijos e hijas establezcan con nosotros, padres y madres. Somos las figuras de apego fundamentales y de esta relación, como primera experiencia de vinculación con otra persona, van a depender el resto de sus relaciones afectivas. Vamos a ofrecer un primer modelo de relación que determinará la manera en la que posteriormente establezcan relaciones de afecto saludables.  

Hay dos elementos necesarios para constituir un vínculo de apego sólido: el contacto físico y actitudes que contribuyan a una comunicación honesta y sincera, basada en la aceptación y la disposición a informar a nuestras hijas e hijos de todos los aspectos que les interesen. 

Respecto a estos aspectos que van a provocar su interés estará su propio origen, las cuestiones puramente reproductivas y las relaciones que establecen los adultos. Será importante que abordemos estas cuestiones con naturalidad, sin evitar los temas que les interesen, resolviendo todas las cuestiones que nos planteen, adecuando la información al momento evolutivo de nuestro hijo o hija y de una manera honesta con los sentimientos que a nosotros mismos nos genera abordar aspectos de la sexualidad.

Insistimos en esto porque en sexualidad educamos:

Con lo que explicamos y comentamos y con lo que no. Porque si evitamos un tema, el niño o niña percibirá que ese es un tema tabú, que no se debe hablar de ello y generaremos sentimientos de inadecuación por su curiosidad.  

Hay que resolver las dudas que nos planteen sin pretextos ni evasivas, sin “tú aún eres muy pequeño para entender esto”. Podemos posponer para una etapa evolutiva posterior una explicación demasiada exhaustiva o un aspecto en concreto, pero no debemos desoír las inquietudes de nuestras hijas e hijos.
 

Con las palabras y con los gestos. El modelo de conducta, verbal y no verbal, que proporcionemos los adultos está ofreciendo a los menores unas pautas de comportamiento que probablemente reproducirán. Es importante manifestar nuestros afectos, bien a través de un gesto (caricia, beso, abrazo…) bien a través de palabras o mejor aún de ambas maneras. Facilitaremos de esa manera la expresión emocional en nuestros hijos e hijas y generaremos un ambiente de confianza en el que la expresión de sentimientos, dudas, deseos… será algo natural.
Con nuestros propios sentimientos, prejuicios, estereotipos y manera de comprender nuestra propia sexualidad.
 

Es importante ser plenamente consciente de la manera en que nosotros vivimos nuestra sexualidad: corporal, cognitiva y afectivamente para no trasmitir a nuestros hijos e hijas ideas o sentimientos que limiten su manera de vivir. Por poner un ejemplo, si a un niño le explicamos la sexualidad con fines reproductores, trasmitimos aceptar sólo la heterosexualidad, puesto que la homosexualidad no tendría utilidad desde esta conceptualización. En cambio si hablamos de la sexualidad como fuente de bienestar, de expresión de afectos y de interrelación cualquier orientación sexual es válida y aceptable.  

En el caso de que sintamos incomodidad podemos comenzar por reconocerla, de esta manera la situación se vuelve más igualitaria, nuestros hijos e hijas nos sentirán más cercanos y comprenderán que se trata de una conversación en la que ambas partes tienen su papel. 

·    En el día a día, aprovechando las situaciones cotidianas. No hay que olvidar que sólo con comentar lo atractiva que es una persona, estamos abordando aspectos de la educación sexual y mostrando nuestros gustos preferencias, incluso orientación sexual.

La clave para proporcionar a nuestros hijos e hijas una adecuada educación sexual en el entorno familiar es ser conscientes de que este proceso empieza en el mismo nacimiento, a nivel afectivo e inconsciente, continúa en el momento en que nos preguntan de dónde vienen los niños, cuando nosotros les preguntamos a los más pequeños si tienen novia o novio, cuando ven la manera en que sus padres se relacionan, se comunican, se besan o abrazan, cuando nos sorprendemos de que usen un juguete que “no corresponde a su género”… Siendo éste el principio y la base para proporcionarles, y que asimilen  adecuadamente, la información necesaria para tener una vida sexual saludable, satisfactoria y responsable.  

Este último aspecto, más relativo a la salud reproductiva y prevención de riesgos, lo trataremos en un próximo artículo.   

 


           

 

Última actualización de la página: 26/08/10

 

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