CEAPA
exige al Gobierno, una vez más, que rectifique la Ley Orgánica
de Calidad, eliminando la asignatura de religión del currículum
escolar, porque es inadmisible que en el siglo XXI se pueda
impartir en las escuelas contravalores como la discriminación
a la mujer, la intolerancia hacia otras opciones sexuales y
una concepción estrecha de la familia, que discrimina a
cientos de miles de familias.
Los
obispos sitúan a la mujer en plano de desigualdad con el
hombre, promoviendo de esta manera actitudes de sumisión.
CEAPA no puede creer que ningún padre o madre de este país
quiera que sus hijas sean sumisas ni, por supuesto, sus
hijos sometan a la mujer.
La
Conferencia Episcopal pretende utilizar los colegios
concertados (mayoritariamente católicos) y las escuelas públicas
(mediante la asignatura de religión y su alternativa) como
instrumento para divulgar su concepción de la familia y la
sexualidad.
Pero
CEAPA llama la atención sobre la amenaza que supone el
creciente apoyo de las administraciones a los colegios
concertados, cuyo crecimiento es acelerado en detrimento de
la escuela pública, y que van a ser utilizados por la
Iglesia Católica para combatir “la pérdida de la
herencia cristiana de España” y transmitir estas ideas
discriminatorias.
CEAPA
advierte también del peligro de una asignatura que el próximo
mes de septiembre se impartirá en todos los centros
escolares y que fomentará estos contravalores. CEAPA
recuerda que los contenidos de la asignatura de religión
los elabora directamente la Conferencia Espiscopal, pero ésta
también ha intervenido de manera directa en la elaboración
de los contenidos de la opción no confesional de Sociedad,
Cultura y Religión, por lo que todos los alumnos, de
una u otra manera recibirán estas ideas y prejuicios.
En
la escuela se deben fomentar los valores cívicos y democráticos,
que pongan a todas las personas en plano de igualdad, que
enseñen a defender y respetar los derechos individuales, y
que contribuyan a cumplir las obligaciones ciudadanas. La
escuela debe ser laica para que pueda ser lugar de encuentro
de todas las culturas e ideologías, sin prevalencia de
ninguna.
Madrid,
4 de febrero de 2004 |