Federación de Asociaciones de 
Padres y Madres de Alumn@s de Aragón. Juan de Lanuza

     
 

   Escuela de Padres

 

ASCENDER
DESCENDER
 

   Servicio de Ayuda a los padres/madres

 

Consejos útiles para que tu hijo sea más feliz.

“ES TU PREFERIDO/A”

¿Cuántas veces habremos dicho esa frase a nuestros padres y madres?

Y… ¿cuántas veces nos la habrán dicho nuestros hijos/as a nosotros/as?

Cuando los celos entre hermanos/as aparecen, todos los miembros de la familia se ven afectados de una manera u otra. El niño celoso, no es dueño de esa emoción, y se siente triste con frecuencia. La relación entre los hermanos/as, se ve afectada, y los padres y madres ven cómo la relación familiar se deteriora sin tener muy claro cómo actuar para no ofender ni perjudicar a ninguno de sus hijos/as.

Vamos a ver algunas de las conductas y actitudes que favorecen que los celos persistan:

-          Establecer comparaciones entre los hermanos/as. A veces utilizamos la comparación como herramienta o incentivo para propiciar cambios (“mira qué bien lo hace, ¿tú no sabes?”), otras veces es más inconsciente y simplemente asemejamos las etapas del desarrollo o las características físicas o psicológicas de nuestros hijos/as. En cualquier caso, no es conveniente que ellos/as perciban que les comparamos, debemos apreciar y fomentar sus diferencias.

-          En algunas familias, todos los hijos/as tienen los mismos juguetes, la misma ropa, van a las mismas actividades… los igualamos pensando que si les proporcionamos exactamente lo mismo evitamos conflictos, pero no es así. Esta actitud no favorece que los niños/as compartan, decidan, ni se reafirmen en sus preferencias, es decir, en su identidad. 

-          Infravalorar al pequeño/a para lograr que el mayor se sienta más valorado. Exclamamos en voz alta “qué pequeño es, no sabe hacer las cosas”, sin reparar en las repercusiones que esto puede tener a largo plazo. Es conveniente que nuestros hijos/as se sientan valorados por lo que ellos/as son, no por lo que el otro/a no es.

A veces, con la intención de evitar los conflictos, pedimos a nuestros hijos/as que se comporten, piensen y sientan de una manera que quizá no es la que por edad y desarrollo evolutivo les corresponde. Pedimos que sean pacientes con el hermano/a celoso/a, que le perdonen los arrebatos, que no se lo tengan en cuenta… pero generamos así la sensación de inmunidad en el celoso/a y la de indefensión en nuestro otro hijo/a. Sin duda, esta actitud empeora la situación dando cabida a otros conflictos y resentimientos entre los hermanos/as.

En otras ocasiones consideramos que pidiéndole al hermano/a mayor que tolere todo lo que tenga que ver con su hermano/a, favorecemos la relación entre ellos/as. Recurrimos a frases del tipo: “es el pequeño, no pasa nada”, “tienes que perdonarlo”, “¡cómo te vas a enfadar con él!”… y sin darnos cuenta, le negamos sus sentimientos, el derecho a enfadarse… Le ayudaremos más si le decimos que entendemos su enfado y que le agradecemos y valoramos toda la paciencia que tiene, que sabemos que a veces ser el/la mayor es difícil pero que lo hace realmente bien.

Algunas medidas que podemos adoptar a fin de favorecer la convivencia entre nuestros hijos son:

v  Fomentar el juego conjunto y la comunicación. Cada situación de convivencia y cada momento compartido enriquece y facilita su relación. Será importante que guardemos el recuerdo de momentos agradables que hayan compartido y que se los recordemos: narrándoselos, mostrándoles una foto o un recuerdo… En este sentido debemos ser precavidos, podemos fomentar la convivencia pero no forzarla, si no es el momento, si no quieren jugar juntos/as, si están irascibles… puede ser contraproducente insistir demasiado.

v  Es fundamental la forma en que nos refiramos a ellos/as. En ocasiones, generalizamos “qué desordenados sois”, “niños, a estudiar”… Si esta forma de expresarnos es muy recurrente, pueden sentir que no notamos ni valoramos las diferencias entre ellos/as y los avances o las actividades que llevan a cabo. Es preferible que aunque les vayamos a decir o a solicitar lo mismo lo hagamos de forma individual.

v  Es importante que, desde edades tempranas, les dotemos de herramientas adecuadas de comunicación y resolución de conflictos. Al principio deberemos intervenir para mediar y modelar (servir de modelo) la manera adecuada de discutir, sin embargo pronto interiorizarán las habilidades para resolver sus conflictos de forma positiva y no necesitarán que intervengamos. 

v  Permitirles tener sus espacios, actividades y objetos de uso personal e individual. La necesidad de contar con nuestro espacio y nuestros momentos es propia de adultos/as y niños/as, por ello debemos comprenderla y respetarla en nuestros hijos/as siempre y cuando no sea una actitud constante.

Sabemos que en el día a día de una familia existen momentos de todo tipo: de convivencia, de enfado, de alegría, momentos en lo que queremos compartir y en otros alejarnos de todos… los sentimientos asociados a estas situaciones pueden y deben expresarse. Es un ejercicio saludable facilitar a nuestros hijos/as la expresión de sus sentimientos y trasmitirles nuestra comprensión.

Reservar unos momentos a solas con cada uno de ellos/as hará que sientan que, por ese rato, vuelven a ser los únicos/as, reafirmando que cada hijo/a es especial por sí mismo.

 


           

 

Última actualización de la página: 26/08/10

 

@ FAPAR. Juan de Lanuza. Federación de Asociaciones de Padres y Madres de Alumn@s de Aragón.
contacto
Tel. 976 32 14 30 | Fax 976 46 04 16. 
email Fapar