SACAR PROVECHO AL VERANO

 

¿Cuántas veces a lo largo de este curso habremos pronunciado la frase “esto para cuando tenga un rato”? A lo largo del año, inmersos en las rutinas y los tiempos del trabajo, las tareas de casa, los horarios, las obligaciones familiares, laborales, sociales… vamos dejando muchos temas pendientes para cuando “tengamos tiempo”.

A veces son cuestiones personales: disfrutar de un buen libro, ordenar fotos, revisar documentos… Otras veces son obligaciones que vamos posponiendo: una visita familiar, una reparación o mejora en casa… Pero también nos ocurre en el ámbito de la educación. Pensamos en temas que deberíamos abordar con nuestros hijos e hijas, en actividades para disfrutar en familia, en momentos en los que acercarnos y relacionarlos fuera de tantas normas, en la promesa que les hicimos… Ha llegado el momento propicio para cumplir todos estos propósitos. ¿Todos?

Para sacar el máximo provecho a nuestras vacaciones y tener la sensación al volver al trabajo de que las hemos aprovechado, lo primero que deberemos preguntarnos es qué va a ser prioritario para nosotros y nuestra familia.

Será importante que pensemos en lo que cada miembro de la familia necesita: jugar con papá y mamá, repasar matemáticas, gozar de más libertad, disfrutar con nuestros hijos y desechar ese sentimiento de estar siempre “como sargentos”, enseñarles a colaborar en casa, etc.

Es importante, planificar las actividades de nuestros hijos en verano, compatibilizar las obligaciones en casa con ciertas tareas escolares y con tiempo libre para disfrutar de sus aficiones, pero igualmente importante será planificar los días en que coincidimos todos.

 

 

Vamos a ver algunas indicaciones:

• Pensar en actividades, visitas o lugares en los que todos puedan disfrutar no siempre es fácil. Menos aún si en la familia hay hijos o hijas de diferentes edades. Será conveniente que nos informemos previamente de las edades para las que está recomendada una actividad o una visita antes de ir y que avisemos a nuestras hijas e hijos de lo que allí vamos a hacer o a ver. Será un buen momento para hablar de tolerancia, de negociación y de respeto a los gustos de los demás.

 

• No es que sean necesarios grandes planes pero sí la disposición para que sean momentos en los que todos podamos disfrutarnos, en los que haya los menos escollos posibles para la convivencia y el diálogo. En este sentido, si hemos tenido en cuenta sus intereses a la hora de planificar las vacaciones, tenemos mucho ganado.

Hay otros instrumentos de ocio que podemos plantearnos evitar, o regular su uso, en nuestras vacaciones: la televisión, videoconsolas o reproductores de música, pueden interferir en el diálogo y la convivencia, aunque también podemos disfrutarlos juntos. Todo depende de cómo aprovechemos las oportunidades de compartir esos ratos de ocio.

 

• Propiciar un entorno menos normativo y rígido. Incluso los adultos tenemos menos obligaciones en vacaciones: los horarios son más flexibles, las comidas más caprichosas, los compromisos quedan aplazados… Es importante que también para ellos sean momentos de descanso, que las vacaciones supongan un punto y aparte con respecto al resto del año, auque habrá unos mínimos que cumplir. Deben saber que son vacaciones para todos y que todos debemos asumir alguna obligación, en la medida de nuestras posibilidades, para que disfrutar y descansar también sea cosa de todos.

 

• Aprovechad para abordar temas o cuestiones que puedan resultar dificultosos en otro ambiente. Todos estamos más relajados y con menos presiones, dedicamos más tiempo a charlar, nos sentimos más cercanos y afines, los roles que asumimos no son tan autoritarios… parece el clima perfecto para conocer las ideas, intereses, dudas…  de nuestros hijos e hijas, para hablar con ellos y trasmitirles nuestras experiencias, conocimientos, valores.

 

• Recordar las promesas que les hayamos hecho durante el año. Seguro que nos han buscado multitud de veces para jugar y lo hemos pospuesto o han querido ir a un parque de atracciones o montar en bicicleta… Es el momento de dedicarles ese tiempo y que sean nuestro centro de atención. Seguro que resulta muy gratificante para todos y todas.

 

• Dedicarnos tiempo a nosotros mismos y comprender que ellos y ellas lo hagan también. En las vacaciones encontramos la temporada perfecta para abordar asuntos que durante el año nos restan demasiado tiempo o energía, pero nos cuesta entender las expectativas -a veces muy altas- que nuestros hijos e hijas han puesto en este periodo. Es importante que recordemos lo que el verano significaba para nosotros: libertad, horarios menos rígidos, gente nueva… y plantearnos el espacio que es apropiado proporcionarles, según sus edades y las actividades que quieran realizar.  

 

Y como última recomendación, no olvidéis hacer fotos. Puede parecer frívolo, pero ¿cuántas veces hemos mirado con cariño las fotos de algún día especial y nos hemos sentido tan felices y cercanos como entonces? Estamos escribiendo la historia de nuestra familia y es importante conservar los recuerdos que nos unen. 

 

¡QUE PASÉIS UN FELIZ VERANO!